Habiendo aprendido a dibujar antes que a andar, la carrera como tatuador se inicia en su adolescencia decorando brazos y espaldas de sus amigos con rotuladores Carioca. Movido por su vocación decidió cursar los estudios de Bellas Artes en la Universidad de Altea, a la vez que hacía su toma de contacto con la máquina de tatuar. Tras acabar los estudios empezó a trabajar de forma profesional en varios estudios tanto en España como en el resto de Europa, especialmente Grecia donde residió durante varios años. Tras varios viajes a Asia, fue despertando una admiración cada vez mayor hacia las artes orientales, especialmente el tatuaje japonés y tibetano, en los que está especializado. Con una carrera de mas de 10 años y experiencia en varios estilos, es un puto crack.